Elena Vigario

Mi historia con la migraña

Mi relación con la migraña comienza a los 9 años, cuando empiezo con dolor de cabeza diario y mis padres deciden llevarme al neurólogo. La doctora lo ve claro: "esta niña tiene migraña y va a tenerla toda su vida, más teniendo en cuenta los antecedentes familiares". Sin embargo, al cabo de unos meses la migraña viene por donde ha venido, y por suerte me deja tener una adolescencia bastante tranquila.

En 2018, a la vuelta del Erasmus, me fui una semana a Italia con unos amigos, y me lo podría haber ahorrado porque de 7 días, estuve 4 encerrada en una habitación a oscuras. Ese mismo año, también me cambio de carrera y de ciudad. Y ahí empieza la migraña de verdad. ¿Por qué os cuento todo esto? Porque, como supe después por la Dra. Pozo, los cambios pueden desencadenar la migraña (si bien, recordemos, la migraña no es psicológica, sino una enfermedad neurológica que está ahí y los cambios hacen que se manifieste).

En noviembre de 2018 fui por primera vez al neurólogo y me puso mi primer tratamiento, pero no sé muy bien por qué no empecé a tomarlo hasta marzo de 2019. No hagáis esto, por favor. Cuanto antes empecéis a trataros, mejor. El tratamiento fracasa y, como yo me había mudado, cambio de neurólogo. La neuróloga nueva me pone dos tratamientos más, que también fracasan.

En septiembre de 2019 me mudo a Madrid y las crisis, lejos de reducirse, van incrementando. Paso de tener 3-4 dolores/mes en noviembre de 2018 a 9-15/mes un año después. Vuelvo a cambiar de neurólogo porque no podía volver a Sevilla cada vez que tenía una revisión, y este neurólogo es el primero que me habla del bótox: "probamos un tratamiento más. Si no funciona, empezamos con el bótox". Todo esto ya en enero de 2020. Estoy tres meses con un tratamiento de pastillas y no funciona. Entonces, tres meses después, en marzo de 2020, nos encerramos en casa y mi bótox, como tantas otras cosas, queda en el olvido.

Paso un confinamiento horrible y en mayo, por fin, me dan cita para ponerme el bótox. La primera vez no me reduce mucho los días de dolor, sigo teniendo entre 10 y 12 crisis/mes, pero me reduce muchísimo la intensidad y se me llega a quitar hasta con un ibuprofeno. Con la segunda dosis de bótox ya en septiembre de 2020, paso a 5 crisis/mes y mucho menos intensas pero, en noviembre, me deja de hacer efecto el bótox. Desde urgencias, me derivan a una neuróloga nueva, neuróloga que me retira el bótox sin explicarme muy bien por qué, me habla de los AC monoclonales y luego se le olvida, me pone tratamientos sin sentido, me derrumbo en su consulta y ni siquiera me mira...En fin, una neuróloga para olvidar.

Ya completamente desesperada, pido cita con la Dra. Pozo en Barcelona y allá que me voy. Los que sepáis un poco de ella entenderéis cómo salí de aquella consulta: si bien no pudo ponerme ningún tratamiento ya que era una consulta privada y se me iban de presupuesto, me iluminó el camino, por decirlo de una forma un poco mística: me explicó todo lo que me estaba pasando, las expectativas, los tratamientos que podían funcionarme, los hábitos de vida que tenía que tener, etc., y me recomendó un neurólogo de Madrid, el Dr. Porta, al cual le debo la vida ahora mismo.

Finalmente, terminé en la Unidad de Cefaleas del Clínico San Carlos de Madrid donde él trabaja, y si bien no me lleva él en persona, me lleva una neuróloga de su equipo a la que también le debo todo. Siento que no puedo estar en mejor sitio. Me escuchan, me apoyan, me orientan y me guían. El dolor sigue, pero al menos yo ya no me siento perdida.

Por último, deciros que es fundamental que os siga un neurólogo especialista en cefaleas. Os dejo la web de AEMICE, donde tenéis un mapa en el que podéis localizar hospitales donde tratan específicamente la migraña [https://www.dolordecabeza.net/neurologos-especialistas-en-cefaleas/]. También recordaros que el que os duela la cabeza todos los días no es normal. Que estemos acostumbradas a vivir con ello y podamos seguir adelante, no lo hace menos grave. Es una enfermedad y, como tal, hay que tratarla adecuadamente.