Elena Vigario

Estar bien no significa que no me duela

Hace unos días hablaba por Instagram del arte de fingir y de cómo muchas de nosotras nos vemos obligadas a aparentar que estamos bien cuando, en realidad, no lo estamos. Y este post va un poco en esa línea: el hecho de que, cuando realmente estamos bien, no necesariamente estamos libres de dolor.

Esto ocurre porque, al final, aprendes a convivir con la migraña; dejas de luchar contra ella. Asumes que la migraña es tu compañera de vida y que va a estar presente en mayor o menor medida, pero siempre va a estar ahí. Y es en este punto cuando entiendes que se puede estar bien al margen del dolor. Evidentemente, si estamos en medio de una crisis con vértigos, náuseas y fotosensiblidad, lo vamos a pasar muy mal y vamos a querer salir de nuestro propio cuerpo; pero hay veces que el dolor sí nos permite hacer cosas: tomarte un café con galletas, abrir la ventana y que te dé el vientecillo en la cara o darte una ducha calentita con un jabón que te guste.

"Esto ocurre porque, al final, aprendes a convivir con la migraña; dejas de luchar contra ella"

Sin embargo, no debemos olvidarnos de que no solo tenemos que mimarnos y querernos cuando estamos mal. El otro día lo hablaba con mi psicóloga y me hizo ver que es tremendamente injusto el hecho de que, cuando estamos bien, lo damos todo a los demás y que, solo cuando estamos mal, nos damos un poco de cariño a nosotras mismas. Date mimos siempre, no esperes a que el dolor te venza.

Es tremendamente injusto el hecho de que, cuando estamos bien, lo damos todo a los demás y que, solo cuando estamos mal, nos damos un poco de cariño a nosotras mismas

Y lo más importante, aunque estar bien no signifique estar libre de dolor, recuerda que es posible estar bien al margen de este, y que hay pequeñas cosas en nuestro día a día que pueden amenizar la peor de las migrañas.