Elena Vigario

Probablemente, el aspecto psicológico en el que más mella ha hecho la migraña es la autoestima. Antes de que la migraña hiciera acto de presencia en forma de migraña crónica, yo era una persona muy segura de sí misma: no tenía problemas para relacionarme con gente nueva, no tenía inseguridades a la hora de ponerme esto o lo otro, tenía claro cuáles eran mis objetivos e iba a muerte a por ellos con la seguridad de quien sabe que lo está haciendo bien (o al menos haciéndolo como mejor sabe, etc.).

Sin embargo, en noviembre de 2018 llegó el diagnóstico de migraña crónica, y según aumentaban los días de migraña, disminuía mi autoestima. Como siempre estaba enferma, me sentía incapaz de establecer vínculos con otras personas porque, ¿quién va a querer estar con alguien que siempre cancela a última hora por “un dolor de cabeza”?; me veía horrible en el espejo porque perdí mucho peso por la ansiedad y me veía la cara chupada y además llena de ojeras por no descansar bien por el dolor; era incapaz de sacar adelante cualquier proyecto porque daba dos pasos hacia delante y el dolor me hacía dar siente hacia atrás…

Después de mucho trabajarlo con la psicóloga, he aprendido a quererme a pesar de mi enfermedad. He entendido que, si bien la migraña me limita, la migraña no me define. Tener migraña no me hace menos merecedora de cariño y no me hace menos merecedora de oportunidades.

Tener migraña no me hace menos merecedora de cariño y no me hace menos merecedora de oportunidades

A día de hoy, sigue habiendo días muy duros en los que todo lo que quiero es meterme debajo de una manta (o simplemente taparme la cara con los brazos, que estamos en verano y hace calor) a compadecerme de mí misma y a cuestionarme por qué me pasa a mí todo esto (aunque creo que eso creo que también es un acto de amor propio porque respetar tus tiempos también es quererse a una misma), y otros días me pondré unos taconazos y unos labios rojos y saldré a comerme el mundo.

Quiérete, independientemente de la enfermedad que tengas. Si para los demás no es un impedimento, ¿por qué debería serlo para ti?